El Montsant
La Sierra de Montsant fue “montaña de bendición” para los árabes y “santa” para los cristianos. Un auténtico santuario; morada de los dioses y reducto de la vida contemplativa; reino del silencio, la soledad y la austeridad. Un gran baluarte de roca con nueve ermitas, de la Foia a Sant Salvador y de Sant Bartomeu a la Mare de Déu de Montsant.
Sierra de naturaleza virgen y protegida con más de 9000 hectáreas de parque natural. Mil parajes en muy buen estado que impresionan: de las Cadolles fondes al Congost de Fraguerau, del Toll de l’Ou al Clot del Cirer, de la Cogulla al Pi del Cugat.
El Montsant es todo un símbolo para el Priorat y las comarcas tarraconenses. No se trata de la montaña más alta ni tampoco la más extensa, pero la fuerza de su orografía es incuestionable. Se trata de un macizo compacto, con la mayor parte de su perímetro amurallado por márgenes y roquedales de conglomerados oligocénicos.
Todos los pueblos se encuentran en el exterior, a sus pies. El interior es el reino de la montaña. Para entrar hay que escoger un “Grau”, es decir, uno de los pasos que permiten superar los márgenes. Los hay que solo permiten el paso de personas, muy estrechos, muy aéreos y a menudo, sobrecogedores.
La relación espiritual que los hombres han mantenido con la Sierra de Montsant durante siglos le ha otorgado una condición muy especial. La fundación de la primera Cartuja de toda la península ibérica – Escala Dei- y la intensa tradición eremítica, que ha perdurado hasta la actualidad, son una buena prueba del profundo valor simbólico de la montaña. El año 2002 fue declarado Parque Natural por la Generalitat de Catalunya.